A los tacos de longaniza, a los tacos de una orden por 15 pesos, y a los condimentos extraños que usan en el lugar, donde a veces todo huele y sabe a lo mismo. Al metro y a la insensibilidad de la gente que aquí transita.
La ciudad es un enorme vorágine que consume tu tiempo bajo en calorías y consume tu cuerpo lleno de tlacoyos y quesadillas sin queso.
Ahora entiendo porque la gente tiene por lo menos un vicio, a nadie le importa si mueres o no, es tu vicio sólo tuyo de quienes comparten tu mismo vicio, mujeres, infidelidad, cigarro, cerveza, vino, drogas blandas y duras...ejercicio o comida...incluso la adolescencia es un vicio aquí, la gente se queda prendada de sus beneficios pero no de las responsabilidades de las cosas. Es tan urgente ser amado que el machismo aprovecha esa falta en la legislación de la dignidad, por eso las mujeres aguantan golpes, infidelidad, y enfermedades venéreas, todo con tal de no estar solo. Yo en cambio, me regocijo en mi soledad, en mi balcón abierto, en mis patrullas de noche que iluminan mi cuarto y en cocinar para dos y lavar mi ropa en lavadero para enanos.
Tiene sabor dentro de su insipidez, el condimento más importante es de quien se come a esta ciudad. A menos que la ciudad se lo coma primero.
todavía no es muy absurdo tu diario. espera que te la lleves en garibaldi mirando perros enormes y mariachis vomitados. espera que vayas a relajarte a tepito en vez de coyoacán. espera que te alcance una mujer en la última estanción de la línea verde y te diga que eres su hija o su amante perdida como en una canción de rokdrigo.
ResponderEliminarno hay nada peor que una quesadilla sin queso... i feel you girl :P
ResponderEliminarabrazo dany!